Solo las personas capaces de amar profundamente pueden experimentar dolores también profundos, pero esa misma capacidad de amar sirve de contrapeso al dolor y las cura. De ahí que la naturaleza moral del hombre sea más resistente que la naturaleza física. El dolor nunca mata.
- Leon Tolstoi
Despiertas en tu casa, listo para empezar el día. Te levantas de la cama y una punzada en la base de la espalda atrasa todo el proceso, es normal. Ya de pie y en movimiento desaparece la molestia. Continuas tu día.
Inicias, como todos los días, con una taza de café. Posteriormente tienes dolor en “la boca del estomago” que se quita con un poco de pan y dejándolo pasar. “Es normal” dices. Continúa el día.
Después de algunas horas trabajando notas el clásico dolor que te da en el cuello acompañado de dolor de cabeza leve. “Es falta de comida” ó “Es el estrés del trabajo”. Durante el día en la oficina subes corriendo dos pisos y al llegar a tu destino sientes falta de aire y una punzada leve en el pecho. “Es la falta de condición, ya debo ponerme en forma” y sigues adelante.
Llegas a casa por la tarde habiendo comido en la calle. Te sientes con distensión y pesadez. Un poco de dolor en el abdomen bajo, ya conocido.
La esperanza nubla la objetividad. México es uno de los principales países donde la medicina es terapéutica en vez de preventiva.
El cuerpo es un complejo sistema de señales las cuales, en condiciones normales, se activan ante estímulos específicos. Cuando el sistema detecta alguna alteración, prende las alarmas.
En ningún caso el dolor es normal por mas que hayamos vivido con él y ya sea incluso un viejo compañero.
No significa necesariamente una sentencia de gravedad pero lo correcto es acudir con tu medico para una revisión. Valorar esos datos y abordar la situación en etapas iniciales en vez de esperar hasta el punto de no retorno.